Recuerdo como si fuera ayer la mañana que llegué a Zamora. Era un frio domingo de diciembre. Sólo hacía tres días que habíamos celebrado la navidad. Las calles estaban vacías y la niebla lo llenaba todo. Una bonita estampa para una ciudad castellana. Entre piedras románicas discurría la calle principal del casco antiguo hasta llegar a la catedral. ¡Es tán fácil trasladarse mentalmente a otra época en lugares así! Lo mismo debió pensar Didaka, que nos ha dejado una completa opinión sobre su catedral.
"Zamora era, una de esas tantas visitas que tenía pendientes, y la verdad mis espectativas eran muy bajas sobre lo que encontrar. Pero tras ver la Catedral eso cambió un mucho. La Catedral es como un gigante corazón de la pequeña ciudad. La oportunidad de disfrutarla por dentro y por fuera es algo que no vas a querer perderte" - Didaka
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