miércoles, 17 de septiembre de 2008

CUENTANOS TU VERANO 08: bobpoli

AL SOL QUE MÁS CALIENTA




Si el señor Corteinglés tuviera que guiarse por los sucesos que acontecen en la vida de cualquier de nosotros para determinar el comienzo y final del verano, al igual que lo hace alegremente con la primavera, lo tendría muy difícil. Aún ahora que dicen que está a punto de finalizar, desconozco si el mío lo hará, y es que raras veces termina lo que no tiene un inicio, y no consigo discernir el momento en que comenzó mi temporada estival.

Hay quien sitúa los principios de mi verano en el mes de Mayo. Cerrada una etapa en mi vida, de manera un tanto tortuosa, se abría paso una nueva en la que varios planes tomaban forma a modo de parques acuáticos, playas y piscinas municipales. Pero no fue hasta el mes de Junio cuando comenzó la aventura: la primera semana embarcaba, invitado por mis padres, en un crucero por el mediterráneo occidental que me permitiría visitar Túnez (donde viajé en el tiempo hasta Cartago y regateé como nadie en los bazares de Sidi-Bou-Said), Malta (único país europeo con lengua oficial de origen musulmán), Sicilia (visitando la turística ciudad de Taormina, en la base del Etna), Civitavecchia (puerta marítima de la ciudad eterna, Roma, y su celestial Estado del Vaticano) y Villefranche (donde el Ocean Dream fondeó la bahía mientras mamá soñaba despierta con vivir en una de las mansiones del Principado de los Grimaldi). Duro fue el regreso a la vida real y al trabajo diario, que se produjo apenas 24 horas después de atracar en el puerto de Barcelona, aunque mi subconsciente sabía que los meses intensos aún estaban por llegar…


Unas semanas después, y tras varias rutas por la ciudad condal por razones, unas veces laborales, otras no tanto, recibía en mi casa a algunos visitantes. Mi pareja y yo, así como el propietario de mi humilde morada ejercíamos de anfitriones ante los ojos de varios amigos que, desde Cantabria, Asturias o Castilla-León se habían apuntado a una de nuestras escapadas, y que tenía como destino Port Aventura. Durante el fin de semana de la visita, participé en un concurso de televisión con un “final feliz” consistente en lo que podía ser un segundo crucero. A pesar de haberlo ganado, y puesto que poco dura la alegría en la casa del pobre, tuve que renunciar al premio, ya que el viaje tendría lugar en octubre, cuando mis posibilidades de vacaciones serían inexistentes. Volviendo a la visita de mis amigos, una intensa jornada dominical acabó en dulces sueños para varios de ellos de regreso al hogar, con la promesa de repetir encuentro y aventura en algún lugar y momento.

Real Club Marítimo de Santander por donde también pasó bobpoli en su viaje a Cantabria

Dicho y hecho, el mes de Agosto aproveché un parón laboral forzado para conducir hasta mi ciudad natal donde, con mi pareja, familia y amigos, tomamos el papel de turistas de a pie, visitando villas como Santillana del Mar, Puente Viesgo o la capital de la costa Esmeralda, a escasos kilómetros del paisaje agreste y natural del Parque Valdearenas y las Dunas de Liencres, con el mar embravecido seduciendo a los objetivos de nuestras cámaras de fotos.

Grecia constituía la siguiente escala del periodo vacacional. La Acrópolis, Epidauros o Cabo Sunnio nos sorprendieron gratamente en un país que no había llamado especialmente mi atención hasta que alguien me lo sugirió mirando las ofertas de una agencia de viajes, unas semanas atrás. Junto a varios marcos de fotos con motivos decorativos helenos, el yogur griego y figuras de polvo de alabastro (que llegaron intactas) se hicieron hueco en nuestras maletas, que esperamos fueran mejor tratadas que nosotros por el personal en tierra del vuelo de Clickair que nos trajo de regreso desde la capital del mundo clásico.

Museo Arqueológico Nacional en Atenas


Las emociones seguían sucediéndose y mi “casero” contraía matrimonio en la primera semana del mes de Septiembre. La ceremonia nupcial, celebrada en los jardines de un restaurante lleidatá con ciertos toques de estilo norteamericano, dio paso a un banquete de bodas inolvidable, tanto por sus viandas como por su animación, compuesta por humor, magia y el consabido baile. Tantos fueros los invitados al evento que ese fin de semana tuve que ceder mi casa y alojarme en el hotel AC, a dos manzanas de mi casa, del que tenía buenas referencias, siendo yo ahora quien las da.

Y quien crea que un verano acaba en Septiembre, está equivocado. En Octubre, inauguro nuevo puesto de trabajo y visito Caldea (Andorra); en Noviembre, vivo Halloween Port Aventura y en nada, llega Diciembre (quien piense que Enero pertenece al duro invierno, que visite cualquier país del cono sur americano y me lo cuente luego, como yo hice en Colombia en el año 1999…). La vida, según nuestro estado de ánimo, puede ser un camino pedregoso por el que todos debemos cruzar, o bien un verano interminable. Tú, ¿qué prefieres?


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2 comentarios:

Anónimo dijo...

menudos viajes te has pegado eh!! Pero de donde eres tu que vas tanto a port aventura?? Yo soy de Reus!! En que crucero estuviste pq la ruta me suena!! Bueno yo ya la he hecho varias veces y es muy chula, por casualidad estuviste en el Voyager of the seas?? Si es así yo fui en su gemelo! jaja ya leeras mi verano pronto supongo!

Anónimo dijo...

Estuve en el Ocean Dreams, un buque chiquitito, en el que viajabamos unas 700 personas.
Desde Lleida es fácil escoger Port Aventura como lugar de escapada para un domingo "aburrido", así que si quieres acompañarme, tú que lo tienes mucho más fácil, el día 26 de Octubre iré a Halloween... Un saludo.